Lorena+Ar%C3%A1nzazu+R Rabanal • 8 de agosto de 2025

Nutrición y recuperación: su papel en la rehabilitación musculoesquelética

Cuando pensamos en recuperarnos de una lesión, solemos centrarnos en reposo, fisioterapia y ejercicios. Sin embargo, la nutrición juega un papel crucial para reparar tejidos, reducir la inflamación y recuperar la fuerza perdida. Una dieta adecuada puede acortar los tiempos de rehabilitación y mejorar los resultados de cualquier tratamiento musculoesquelético.


Nutrientes clave para la reparación

 Las proteínas son esenciales, ya que aportan los aminoácidos necesarios para reconstruir músculo y tejido conectivo. Fuentes como pescado, huevos, legumbres o carnes magras deben estar presentes en cada comida. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados azules, nueces y semillas, ayudan a modular la inflamación. Además, vitaminas como la C (cítricos, kiwi, pimientos) y minerales como el zinc (mariscos, frutos secos) son fundamentales para la síntesis de colágeno y la cicatrización. El calcio y la vitamina D también resultan indispensables para la salud ósea, especialmente tras fracturas.


Hidratación y control de la inflamación

Beber suficiente agua favorece la circulación de nutrientes y la eliminación de desechos metabólicos. Reducir el consumo de azúcares refinados y grasas trans evita una inflamación prolongada, que puede dificultar la recuperación. También es importante incluir alimentos ricos en antioxidantes, como frutos rojos, espinacas y té verde, que ayudan a combatir el estrés oxidativo. Las infusiones antiinflamatorias como el jengibre o la cúrcuma pueden ser un complemento natural.


Adaptando la dieta a cada fase

En la fase inicial de la lesión, priorizar alimentos antiinflamatorios y una correcta hidratación es clave. A medida que avanzas, aumentar ligeramente las calorías y reforzar la ingesta proteica ayuda a reconstruir el tejido. En la fase final, cuando vuelves al entrenamiento, la combinación de carbohidratos complejos, proteínas y grasas saludables asegura energía y reparación.


Planificar las comidas, evitar el alcohol y coordinar la alimentación con las sesiones de fisioterapia multiplica las posibilidades de éxito. La recuperación no es solo cuestión de ejercicio: es el resultado de cuidar el cuerpo desde dentro y desde fuera.

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